jueves, 18 de junio de 2015

El pasillo del campeón

Acabo el curso imbatida: me hacen otro año el pasillo del campeón.
El pasillo del campeón se logra a base de quejas por escrito, de no ceder ni un ápice a los comentarios hirientes, de no callar cuando los hijos sufren  a los hijos de otros que, por lo que sea, no ven ningún problema en el comportamiento de los suyos.
Y el pasillo es tuyo de por vida.
Tomé posesión pronto. Era por mi culpa, siempre, todo. Yo provocaba porque contestaba y porque callaba. Porque era lista, demasiado lista. Porque era gorda. Gordísima. Porque no saltaba el potro. Porque mis cumpleaños no eran nada salvajes. Porque nadie iba a mis cumpleaños. Y nadie iba porque era rara...
Luego creces, te enamoras, sacas cientos de sobresalientes. O no. Y tienes trabajo. O no. Pero el pasillo es tuyo.
El pasillo te lo hacen los ofendidos, los mirones, los comparsas. El pasillo lo hacen los profesores sin vocación, los padres que nunca debieron serlo (sí, hay padres que la cosa le queda grande). Y ya no eres rara, eres súper-protectora, súper-estimulante, súper-todo. Pero como eres lista (y gorda, y rara, y catalana y más cosas) sabes que la ley te apoya. 

La ley te apoya solamente  si tramitas las cosas por escrito.

La ley no te defiende de la mala educación, pero sí del acoso. 

Y no hay que avergonzarse de ser víctima. Nunca. Los que debieran sentir vergüenza son los otros.
Hoy mismo, tres adolescentes han intentado provocarme por la calle. Sus padres lo saben y lo admiten, pero les caemos mal, eso me dijeron. Y eso es todo lo que da el tema de sí. 

Yo soy la campeona y me gusta mi pasillo. De mi pasillo no me saca nadie, en él se respira mejor. En él nunca estás solo, pero hay que aguzar la vista y ser muy selectivo, mucho. Y tener siempre una instancia a mano. Y el número de la policía. Y no ceder. Nunca.

Acabo imbatida, ya les digo, con el apoyo de mucha gente buena (profesores, familia, amigos) que tuvo o tiene su propio pasillo escolar, social o laboral. Entre nosotros nos conocemos, nos buscamos y nos encontramos. 

No dejen de mirar a su alrededor, no están solos en esto. Denuncien, porque la solución es más educación, pero mientras tanto hay que seguir viviendo, saliendo a la calle y siendo feliz en la medida de lo posible.

Rebélense contra la gente tóxica.

4 comentarios:

  1. Hay mucha gente tóxica, pero también existe la buena gente. Hagamos un pasillo de buena gente. Merece la pena.

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    1. Como tú, por ejemplo. Gracias por tu amistad. Abrazos ;-)

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  2. Es un mundo hostil. Algunos no fuimos capaces de generar esas antitoxinas y fuimos fagocitados por la gente tóxica. Enhorabuena y ojalá hubiese muchas personas como tú.

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  3. Plas, plas, plas!

    Aunque a veces resulte agotador y el peso aplastante de la mayoría se haga insoportable... ¡Qué se rindan ellos!
    Y sí, es muy cierto, nos reconocemos; no estamos solos.

    Un fuerte abrazo, Angélica!!!

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